El 18 de julio de 1994, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) fue escenario de un ataque terrorista, el más sangriento de la historia argentina: aquel día, a las 9:53 de la mañana, un coche bomba explotó frente al edificio ubicado en Pasteur 633, en el barrio de Once, causando la muerte de 85 personas y dejando a más de 300 heridos.
Como cada año, este jueves se realizó un acto frente a la nueva sede de la entidad del cual participaron funcionarios gubernamentales, organizaciones sociales y artistas bajo el lema “el terrorismo sigue, la impunidad también”.
Entre los invitados estuvo el Presidente de la Nación, Javier Milei, acompañado por la vicepresidenta Victoria Villarruel y la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei. Entre los invitados internacionales sobresalieron los presidentes Luis Lacalle Pou, de Uruguay, y Santiago Peña, de Paraguay.
Tras el renovado pedido de justicia por parte de los familiares de las víctimas, el presidente de la AMIA, Amos Linetzky, habló en el acto por los 30 años del atentado a la mutual judía: allí criticó “la pobre actuación de una fiscalía dedicada solamente a la causa AMIA” y reclamó al Congreso de la Nación “una amplia normativa antiterrorista”.