“No es un paquete pro-empresas sino pro-mercado, o sea pro-libertad. Hemos detectado, entre leyes y otras normativas que dificultan el funcionamiento de una sociedad libre, cerca de 380 mil regulaciones; estamos trabajando en desmontar esa máquina de destruir en la que se convirtió el Estado argentino“, aseveró este jueves por la mañana Javier Milei en diálogo con Radio Rivadavia.
“Estamos trabajando para sincerar los desequilibrios macroeconómicos, la alternativa era no hacer nada e ir a una hiperinflación. Hay un conjunto de medidas antipáticas para la recomposición de la caja, pero históricamente todos los ajustes cayeron sobre el total de la población, y esta es la primera vez que el 60% cae sobre el Estado. Todas las empresas del Estado pueden quedar privatizadas, por eso las pasamos a sociedades anónimas“, explicó luego.
En referencia a los “cacerolazos” que se registraron anoche tras la cadena presidencial donde se dio a conocer el “mega DNU”, indicó que “todavía falta más”: “Puede ser que haya gente que sufre síndrome de Estocolmo, se enamora del modelo que lo empobreció. La república está en riesgo con el populismo, no con libertad“.
Por otra parte, sobre las reformas en materia laboral, sostuvo: “Lo que se ataca es el tema de las multas, que hacen que el despido sea extremadamente caro, que perjudica a la empresa y ni siquiera esa plata la recibe el trabajador, sino el abogado. Es industria del juicio. Cuando se elimine toda esa carga de litigiosidad habrá más empleo. El DNU es un cañonazo a la industria del juicio“.
Por último, habló sobre la restricción en torno a la compra de divisas que todavía rige en la Argentina: “Vamos a sacarlo cuando terminemos de sanear el Banco Central y terminemos de limpiar el problema del sobrante monetario de la economía, porque el cepo genera un exceso de demandas en el mercado de divisas que tiene como contrapartida un exceso de oferta en el resto de la economía. Sacar el cepo va a permitir que rebote la actividad económica, no podemos abrir el cepo mientras que no estén dadas las condiciones de poder aguantar un cambio de portafolio abrupto. Soy partidario de terminar con el Central, pero antes hay que sanearlo”,