La discusión en torno a las escuelas parece estar ya saldada entre los expertos: más allá de si se contagian adentro de la escuela o en sus adyacencias, la alta circulación del virus vuelve a la presencialidad un instrumento peligroso que favorece la disparada de los contagios.
En las últimas horas, el gremio docente UTE informó que, según sus estimaciones basadas en los números oficiales, los casos de COVID-19 se multiplicaron por cinco en las escuelas porteñas durante el segundo mes de clases: se pasó de los 1.215 casos positivos registrados entre el 17 de febrero al 17 de marzo, a los 6.221 contabilizados hasta el 12 de abril.
Mirados a trasluz, los números que brindan desde el Hospital Garrahan coinciden con estos datos: “Cuando se iniciaron las clases, 7 o 10 días después empezaron a aumentar los casos en la población pediátrica y juvenil”, aseguró Oskar Trotta, médico pediatra del establecimiento, en diálogo con Radio 10.
“Desde el 18 de febrero hasta el 20 de abril ha habido un aumento sustancial en casos de positividad de coronavirus en personas de 0 a 19 años. Tenemos un registro de 360 chicos positivos al final de febrero y a mediados de abril 1590“, explicó luego.
Y agregó: “En el Hospital Garrahan hay 49 chicos internados con COVID-19 y hay otros 20 niños y niñas que estamos esperando el resultado para confirmar si son positivo. Realmente la situación es muy preocupante. El mundo ha tomado la decisión de que la escolaridad presencial es un foco de contagio y multiplicación de los contagios muy efectivo”.
“No hay ninguna duda en que hay que restringir la presencialidad en las escuelas. Ante el aumento de la circulación comunitaria de las cepas más infectantes, es necesario tomar la decisión de restringir la presencialidad”, remató.