Hace algunos días atrás, mediante una comunicación interna, el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires suspendió desde el 2 de abril “todos los turnos para estudios de laboratorio y determinó que “sólo se hará la extracción y el procesamiento de muestras de pacientes COVID“.

En este contexto de alto crecimiento de casos y hospitales a tope; los trabajadores de la salud cuestionaron la “doble cara” del gobierno porteño: por un lado, los ponen en alerta ante la dramática situación que está a la vuelta de la esquina; por el otro, se niegan a restringir actividades sociales y nocturnas que disparan los contagios.

En diálogo con Página 12, un delegado de ATE del Hospital Zubizarreta relató lo que se viene en las guardias durante los últimos días: “El viernes hubo colas de cuatro, cinco cuadras en todos los centros de testeos de la ciudad, que no dieron abasto. Creemos que en parte se debió a que van aumentando los casos y en parte a que muchos destinos turísticos pidieron un test para ingresar. Como sea, lo real es que en las UFUS (Unidades Febriles de Urgencia) la cantidad de trabajadores es insuficiente. La ciudad se había comprometido a mandar más médicos para tomar los hisopados, pero no lo hicieron. Solamente tenemos más enfermeros, que están contratados, con bajos salarios y precarizados”.

En esta línea, Ezequiel Romero subrayó: “Los enfermeros de refuerzo fueron tomados de manera temporaria. A medida que la pandemia se fue estirando, les renovaron sus contratos, pero no los pasaron a planta permanente. Por eso hay un cincuenta por ciento que son inestables, son trabajadores que se van porque el trabajo que están haciendo es excesivo y sus contratos son leoninos. En cuando los llaman de cualquier clínica dejan el lugar, la precarización provoca que haya un continuo recambio”.

“Entramos muy mal a la segunda ola. Los casos ya se incrementaron, más personas vienen a hisoparse, aumentaron las internaciones y las camas ocupadas en terapia intensiva, y las condiciones de trabajo siguen siendo las mismas“, agregó por su parte Andrea Ramírez, jefa de sección del “Área Programática” del Hospital Ramos Mejía y referente de la Asociación de Licenciados en Enfermería (ALE).

“El personal está muy estresado, con vacaciones que se vienen postergando desde 2019. Nosotros tenemos denuncias de situaciones de maltrato y violencia laboral en el Hospital Fernández, en la maternidad Sardá, en el Hospital Gutiérrez y en otros lugares donde los enfermeros están siendo más presionados por la falta de personal. Hay que saber que los salarios son bajos y por eso muchos tienen que trabajar en dos lados. Para estar preparados se necesitan mejores salarios y más personal, y que el personal que entró por la pandemia pase a planta, porque los reconocimientos fueron muy pocos y la mayoría de los nuevos incorporados siguen siendo trabajadores transitorios”, remató.

Marcelo Fernández, trabajador del Hospital Tornú, señaló ante C5N: “Tenemos todas las camas de terapia intensiva ocupadas y la guardia está saturada de pacientes. Estamos internando pacientes en el shock room y creció notablemente la positividad en pacientes hisopados“.

Y el Secretario general de ATE del Hospital Rivadavia, Rodolfo Arrechea, concluyó: “Hay una altísima positividad de los hisopados y la mayoría es gente muy joven. El Hospital Fernández tiene la totalidad de sus camas de terapia intensiva ocupadas, igual que el Hospital RivadaviaHay mucha preocupación. Compañeros y compañeras míos, me pedían por favor que comunique que hay mucha mortalidad en las terapias en general“.

El sistema de salud privado no está exento de los mismos inconvenientes: agotados por el 2020, con pocas o nulas vacaciones, sueldos magros carcomidos por la inflación y, en algunos casos, sin tener a todo el personal de salud vacuna.

📢 ¿Hasta cuándo seguiremos sin restricciones y exponiendo a los que nos cuidan?

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