En una pandemia que parece no dar tregua, las buenas noticias -aunque sean preliminares- siempre son bienvenidas: según un estudio de la Universidad de Oxford, las vacunas funcionan contra dos de las tres variantes más preocupantes detectadas hasta el momento.
Utilizando muestras de sangre de personas con anticuerpos generados por una infección natural provocada por la COVID-19, así como también de personas que previamente habían recibido dosis de la vacuna de Oxford/AstraZeneca y de Pfizer/BioNTech, llegaron a la conclusión de que éstas últimas, en principio, son efectivas.
Aunque mostraron una leve reducción a la hora de neutralizar al virus, tanto la variante P.1 de Manaos como la B.1.1.7 de Kent no fueron lo suficientemente resistentes como para escapar a la inmunidad producida artificialmente.
Por el momento, la variante identificada por primera vez en Sudáfrica sigue siendo la más “temible”: a pesar de que no parece ser más transmisible como sí lo son las otras dos, es la que presenta una mayor amenaza a la efectividad de las vacunas.