A ocho meses de que la comunidad científica descubriera el SARS-COV-2 todavía una de las grandes incógnitas radica en cómo se transmite, por qué algunas personas lo propagan más que otras, qué ambientes favorecen su diseminación y qué medidas son las más efectivas para frenarla.
Aunque todavía no hay estudios concluyentes al respecto, los primeros artículos científicos y papers revisados por pares y publicados en revistas prestigiosas indican que la duración, la intensidad y el ambiente de la interacción son determinantes.
En esta línea, la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, pidió en la conferencia de prensa matutina del Ministerio de Salud de la Nación evitar “las actividades en espacios cerrados, por tiempo prolongado, con personas próximas, sin tapaboca, realizando acciones intensas, como hablar fuerte, cantar o reírse“.
Un cuadro de un trabajo publicado en el British Medical Journal que compara el riesgo de las diferentes actividades se viralizó en las redes sociales como guía sencilla y bastante gráfica en torno a lo que saben los expertos sobre el tema y el impacto de cada encuentro social: