La situación en los barrios vulnerables porteños es crítica en medio de la pandemia de coronavirus, la cuarentena obligatoria y la brutal caída de la economía: la curva de contagios sigue creciendo a un ritmo exponencial y la pobreza se profundiza.
El titular del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, confirmó este martes por la mañana que hasta la fecha se registraron 1410 casos de COVID-19 en las villas y asentamientos, con el trágico saldo de 12 muertes.
Detrás de esos números hay personas e historias: la Villa 31 todavía llora a Ramona Medina, la cara visible del reclamo a las autoridades del gobierno porteño y de AYSA por la falta de agua en plena pandemia de coronavirus y brote de dengue, que falleció el domingo pasado.
? Distintos organismos de derechos humanos apuntaron contra el gobierno porteño por la situación de villas y asentamientos: “No se adoptaron las medidas de prevención necesarias” ➡️ https://t.co/ReWjsDk8wT pic.twitter.com/Yq3J9tjHo3
— ? Diario BA (@diariodeBA) May 18, 2020
La enfermedad también le quitó la vida a otro referente de la comunidad: Víctor Giracoy, conocido como “Oso”. Era diabético, sufría obesidad y desde hace más de 25 años llevaba adelante las tareas del comedor “Estrella de Belén”.
“Los funcionarios de la ciudad que abandonaron a la villa; los funcionarios judiciales y del gobierno no los denuncian y los funcionarios de televisión los legitiman”, aseveró con dureza Nacho Levy, militante social y referente de la “Garganta Poderosa”.
“A nosotros nos falta Ramona y nos falta la comida que reclamaba. No puede ser tan gratis abandonar los derechos de una persona. No recibimos alimentos de forma sostenida, no recibimos ni una botella de lavandina. A los funcionarios les conmueve porque les afecta su imagen, que es lo único que les importa. Pero la muerte de Ramona no les importa”, concluyó.
? ¡EL RECLAMO DE LOS VECINOS!