La inquietud ante el crecimiento de la epidemia en los barrios en donde se hace difícil cumplir el aislamiento obligatorio por las condiciones de hacinamiento en que viven los vecinos atraviesa al gobierno nacional, provincial y municipal.

Las alarmas se prendieron ahora en la Ciudad de Buenos Aires luego de que en los últimos días las autoridades confirmaran 11 nuevos casos de coronavirus en la Villa 31: ya son, en total, 13 los positivos desde que se inició el brote en el país.

De acuerdo con la Secretaría de Integración Social y Urbana del gobierno porteño, todos los contagiados tuvieron algún contacto entre sí “por cuestiones familiares o laborales”.

Hacemos un seguimiento de los contactos estrechos, lo cual está permitiendo detectar posibles síntomas y aislar los casos a tiempo. Esto es fundamental para que el contagio dentro del barrio suceda de manera más lenta”, señalaron ante la prensa.

La situación dentro del barrio preocupa, sin embargo, por muchos motivos. Como si fuera poco afrontar la falta de dinero por la crisis económica y la paralización de las actividades que conspiran contra la posibilidad de que chicos, jóvenes y adultos coman con regularidad –tal como sucede en otras villas porteñas– ahora encima varias zonas del barrio llevan más de cuatro días sin agua.

Sin agua no nos podemos higienizar bienquienes tenemos comedores no podemos cocinar y hacemos que la gente no coma. No podemos lavar la verdura bien. Con esta pandemia hay que lavarse todo el tiempo las manos y así no se puede”, aseveró Miriam, vecina e integrante de la agrupación Barrios de Pie en diálogo con “Nueva Ciudad”

? “Es una situación engorrosa e indignante. Además estamos con el tema del dengue, porque acá está todo demolido, y es un foco de dengue, de ratas, de todo. Esa queja ya la teníamos”, subrayan los vecinos.

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