El estudio del Observatorio de la Deuda Social de la UCA registró un fuerte aumento en el número de personas que tienen “una o más” necesidades básicas insatisfechas: según su último informe, la pobreza multidimensional llegó al 31,3% y, hoy por hoy, existen 12,7 millones de personas con carencias en la Argentina.
Los datos son preocupantes: el nivel de desempleo e inseguridad social se agravó del 33,5% de la población al 34,3% el año pasado.
También aumentó la cantidad de gente que en las zonas urbanas reside “en viviendas precarias, en condiciones de hacinamiento o con déficits de servicios sanitarios“: es el 27,1% de la población.
La pobreza estructural, relacionada “a tres o más carencias básicas”, se encontró durante el año pasado en un 18,6%, aumentando un 2% en comparación con 2017.
“El nuevo informe muestra un agravamiento de la pobreza estructural y una ampliación de la brecha de desigualdad”
“La pobreza es mucho más amplia que la sola falta de ingresos y, por lo tanto, no puede ser medida por un solo indicador. Significa no solo insuficientes ingresos corrientes. Ser pobre multidimensional significa estar sometido a privaciones y exclusiones sociales que no se limitan al nivel de ingresos”, explicó Agustín Salvia, director del observatorio.
“El estudio destaca que la pobreza multidimensional por derechos sociales e ingresos ha experimentado un fuerte crecimiento en el actual contexto inflacionario y de estancamiento. El aumento se debe fundamentalmente a la caída en la pobreza por ingresos, por caída del salario, pérdida de empleo y mayor precarización laboral”, agregó.
Las diferencias con el INDEC
La UCA realiza una medición de la pobreza de modo “multidimensional”: posa su mirada y construye datos a partir de seis dimensiones de “carencia humana”.
Éstas son: la “alimentación” con indicadores de inseguridad alimentaria, sin cobertura de salud o sin acceso a la atención médica ni acceso a medicamentos; los “servicios básicos”, que incluyen los indicadores de conexión a red de agua corriente, a red cloacal y acceso a red de energía; la “vivienda digna“, que comprende hacinamiento, vivienda precaria y déficit de servicios sanitarios; el “medio ambiente” que revela si hay población sin recolección de residuos, presencia de fábricas contaminantes y espejos de agua contaminada; los “accesos educativos” como ser inasistencia, rezago educativo en escuela media y en escuela primaria; el “empleo y la seguridad social” medidos como falta de afiliación al sistema de seguridad social y desempleo de larga duración.
El INDEC, por su parte, mide las necesidades de la población y la pobreza a partir del ingreso.
- Para leer el informe: UCA