Hasta hace un par de décadas era muy poca la información que se tenía sobre los trastornos del espectro autista (TEA) y en muchos casos se diagnosticaba erróneamente a quienes viven con esta condición. No ha sido sino con el paso del tiempo y los avances de investigaciones médicas que se ha podido comprender más acerca del autismo. El cine ha jugado un papel importante en la difusión del mensaje, a través de películas y series cuyos personajes viven con la condición.
“Rain Man” narra la vida de un hombre que le cuesta comunicarse con los demás, sus hábitos son bastante rutinarios: ve el mismo programa todas las noches y si no lo dejan hacerlo enfrenta crisis existenciales. Se va a la cama a las 23:00 sin falta y aunque tiene dificultad para comprender las cosas sencillas de la vida cotidiana, es muy habilidoso en el casino por la increíble rapidez con la que cuenta las cartas.
Ray Rabbit popularizó el autismo, le dio una cara visible ante el mundo y antes de él casi nadie sabía que existía y mucho menos cómo tratarlo. Gracias al éxito mundial de la cinta, el público pudo comenzar a familiarizarse con estos personajes poco comunes, herméticos pero muy inteligentes en otras áreas. Los medios comenzaron a incluir el tema y con eso, el conocimiento sobre los trastornos del espectro autista se amplió.
En la película, Raymon Rabbit tiene lo que comúnmente se llama “síndrome del sabio”. Es un tipo muy raro de autismo en el que algunas habilidades sobre cuestiones sencillas son compensadas con un hiperdesarrollo en otras áreas vinculadas por lo general a la memoria. En el caso del personaje de la historia, posee una gran capacidad para hacer operaciones matemáticas mentales.
Su personaje fue basado en un personaje de la vida real, Kim Peek, a quien llamaban “mega sabio. Uno de los guionistas de la película lo conoció y se decidió a hacer una cinta sobre él.
Por otro lado, “Tan fuerte y tan cerca” muestra al público un niño con Asperger quien tras la muerte de su padre en los atentados del 11 de septiembre de 2001 intenta desesperadamente buscar una clave que ayude a “encontrarlo” de manera simbólica. En la década de 1980 el Asperger fue incluido como una forma de autismo. Quienes lo viven, enfrentan dificultades en la comunicación social, preferencia por las rutinas, detallismo y tendencia al aislamiento.
Pero la capacidad no se ve afectada por lo general e incluso puede llegar a ser mayor que el promedio de personas que no tienen la condición. Además pueden desarrollar talentos relacionados a la tecnología, las artes o sistemas informáticos.
Los primeros acercamientos a los trastornos del espectro autista (TEA) los hizo el cine, es cierto. Pero la televisión hizo su parte ya en el siglo XXI, como “The Big Bang Theory” la popular serie que hizo visibles por primera vez a los nerds. Uno de sus cuatro protagonistas es Sheldon Cooper, un astrofísico que posee un coeficiente intelectual de 187. Él puede desarrollar un robot desde un horno de juguete, pero aspectos comunes de la vida se convierten en todo un desafío.
No puede evitar tocar tres veces la puerta cada vez que llega a un lugar, tiene serias dificultades para relacionarse, no entiende el sarcasmo y suele a interpretar todo de manera literal: conductas propias del Asperger. Que Sheldon sea precisamente el personaje más popular de la serie que llega a su final este año, luego de 12 al aire es una oportunidad de oro para que los televidentes se acercaran más al trastorno y comprendieran que no imposible vivir con él.
Dos años más tarde se estrenó “Community”, que muestra la vida de alumnos de la Universidad de Greendale. Uno de ellos es Abed Nadir, un hijo de palestinos y polacos que tiene serias complicaciones para relacionarse en su entorno social con sus compañeros. Por otro lado, tiene grandes habilidades enciclopédicas respecto a series y películas que se convierten en su manera de comprender el comportamiento humano.
? Por: Milderis Santiago Martinez