“Voy a firmar una emergencia nacional para conseguir fondos para el muro porque estamos hablando de una invasión de nuestro país con drogas, con tráfico de personas, de pandillas y eso es inaceptable”, aseguró, sin medias tintas, el presidente norteamericanoo desde la Casa Blanca.
President Trump Speaks on the National Security & Humanitarian Crisis on Our Southern Border https://t.co/FqdfFORbv5
— The White House (@WhiteHouse) 15 de febrero de 2019
Luego de semanas de tironeos con el Congreso de los Estados Unidos por la partida presupuestaria para su financiación, Donald Trump decidió “cortarse solo”: el mecanismo de “emergencia nacional”, amparado en una supuesta “crisis humanitaria” es el último recurso al que puede echar mano unilateralmente.
Para poder llevarlo a cabo estiman que deberán destinar un total de 8.000 millones de dólares: se presume que desviarán fondos de los Departamentos de Defensa y del Tesoro para avanzar en su construcción.
La decisión presidencial despertó inmediatamente un amplio espectro de indignación, recorriendo (casi) por igual a buena parte de los congresistas y representantes demócratas y republicanos que lo describieron como un liso y llano “abuso de poder”.