La isla de Lombok en Indonesia no para de sacudirse: al terremoto del 29 de junio de 6,4 grados en la escala de Richter le siguió el sismo del 5 de agosto que alcanzó los 7 grados, dejando un tendal de muerte y destrucción por el camino.

En las últimas horas, para colmo, la zona volvió a temblar con una réplica de 5,9 grados, llevando a las autoridades locales a elevar a más de 300 el balance de los muertos.

El movimiento telúrico ocurrió en medio de los desesperados trabajos de los socorristas, que aún buscan entre los escombros rescatar a las personas que aún pueden estar con vida. El daño de las carreteras, la caída de puentes y las zonas sin electricidad afectan las tareas.

Según la Cruz Roja, hay muchos pueblos a los que la ayuda todavía no llegó: “falta personal médico y ayuda a largo plazo, alimentos y medicamentos especialmente”, advirtieron.

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