En abril murió Gualberto Solano, intentando todavía encontrar el cuerpo de su hijo y esperando la condena para los siete policías involucrados en su desaparición: unos meses más tarde la justicia pronunció lo que sus oídos, en cada viaje de Tartagal a Choele Choel, deseaban escuchar.

La justicia rionegrina dictaminó la prisión perpetua para los siete policías por desaparecer y asesinar a Daniel Solano: estos son Sandro Berthe, Pablo Bender, Héctor Martínez, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel y Diego Cuello.

Todos fueron condenados por el delito de “homicidio agravado por alevosía por ser cometido por un funcionario público”.

Desde el Tribunal subrayaron que “hubo pistas y testimonios falsos”, se “presionaron testigos” y “desapareció evidencia durante la búsqueda, como una billetera”. En esta línea, advirtieron que “las coartadas de los acusados no hicieron mas que confirmar su responsabilidad” en la desaparición.

No obstante esto, vale la pena aclarar que, en el mismo fallo, se rechazó el pedido de prisión preventiva, por lo que continuarán en libertad hasta que este firme la sentencia. Tampoco fallaron sobre el delito de desaparición forzada: los magistrados insistieron en que no tienen facultad para juzgarlo, asegurando que corresponde al fuero federal.

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