El partido entre México y Brasil debe haber sido, por lejos, uno de los más entretenidos de estos octavos de final del Mundial de Rusia 2018.

El equipo azteca salió con todo a buscar a los brasileños, evocando en esos primeros minutos a la furia con la que atacó y maniató a los alemanes en primera ronda.

Las buenas respuestas del arquero sudamericano y la mala pericia de los delanteros mexicanos en los últimos metros evitaron una apertura temprana del marcador.

Sin embargo, con el correr de los minutos, el equipo de Tité empezó a afianzarse en la cancha, a cortar los vasos de comunicación rivales y a tener la pelota. Desde ese momento, México se preocupó más por salir rápido de contragolpe y Brasil se sintió más a gusto con el desarrollo del encuentro.

Cuando el arquero Ochoa empezó a convertirse en la figura mexicana fue el indicador perfecto de que algo no andaba bien. Y Brasil no perdona.

A los cinco del segundo tiempo, luego de un par de buenas atajadas, nada pudo hacer bajo los tres palos: una tromba de delanteros brasileños entró al área con pelota dominada y Neymar, sólo en el área chica, definió a la red para poner el 1 a 0.

El partido, más allá del cambio en el marcador, siguió la misma tónica con la que venía. Algunos intentos aislados del “Tri” le dieron esperanzas a los hinchas mexicanos pero el equipo de Tité estaba más firme. Ochoa siguió siendo el protagonista.

A cinco del final todo se terminó para México: otra corrida de Neymar encontró mal parada a la defensa azteca, el delantero del PSG definió ante la salida del arquero quien logró desviarla con los pies pero nada pudo hacer cuando, por detrás, apareció Firmino para sentenciar el 2 a 0.

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