Las autoridades palestinas y distintos movimientos alrededor del mundo le exigieron a la Selección Argentina que no juegue el amistoso ante Israel en Jerusalén.
Pese a los contratos que había firmados, la presión israelí para contar con Lionel Messi en dicha ciudad y las cifras económicas que se manejaban, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) decidió suspender el encuentro.
El conflicto político y la polvareda que levantó la decisión, sumado a la poca gracia que le hacía a los jugadores y al cuerpo técnico tener que trasladarse hasta allí con el Mundial de Rusia 2018 asomando en el horizonte, terminaron por inclinar la balanza.
Jorge Sampaoli buscará un rival de emergencia para medirse en Barcelona en estos días: si no lo consigue, viajará directamente a Moscú.