El domingo 4 de marzo, Serguei Skripal (66) y su hija Yulia, de 33 años, fueron hallados inconscientes y en gravísimo estado en un banco del centro comercial ‘The Malting’ en Salisbury, Inglaterra. Ambos terminaron internados en terapia intensiva: con pronóstico reservado, padre e hija todavía se mantienen en esa condición.

Al día siguiente del hecho, la Policía Antiterrorista Británica informó que Skripal y su hija fueron envenenados “intencionadamente con el propósito de causar la muerte” con un agente nervioso. Expertos determinaron que la sustancia, de la que se han encontrado trazas en un restaurante y un pub, es del tipo “Novichok”, fabricada por Rusia.

Luego de las represalias tomadas por el Reino Unido, Rusia decidió contraatacar: anunció que expulsará a 23 diplomáticos británicos, cerrará un consulado de Reino Unido y cesará las actividades del British Council. Según el Kremlin, todo ello es en respuesta a las acciones “provocadoras” de Londres.

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