La última imagen disponible del líder islámico data de 2014, cuando el clérigo anunció la fundación del “califato” en Mosul. Desde ese entonces mucha agua corrió bajo el puente y la situación es ahora radicalmente distinta.

Con la organización virtualmente desmembrada, ya casi sin territorio y con muchos de sus miembros detenidos o muertos, el “gran objetivo” de Estados Unidos, Rusia y la coalición que batalló en Medio Oriente contra el Estado Islámico es intentar dar con Abu Bakr al-Baghdadi.

Pese a la gran cobertura física y digital que tiene, los servicios de inteligencia confirmaron que, en los últimos 18 meses, lograron rastrearlo en lugares específicos en, al menos, tres oportunidades: como se movió rápido, no pudieron capturarlo o matarlo.

“Es el último que queda vivo de los 43 líderes principales que componían el grupo fundador”, aseguró Hisham al-Hashimi, experto iraquí.

Los investigadores suponen que este tiempo estuvo asentado en el pueblo de Baaj, moviéndose en un radio que va desde Abu Kamal, en la frontera entre Siria e Irak, hasta Shrikat, en el sur de Mosul. Asimismo, sospechan que fue herido de gravedad en un bombardeo realizado en 2015 y que, por ello, sus movimientos son mucho más restringidos.

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