Evitar el desgaste y parar con la confrontación: esas dos premisas hicieron que el gobierno de Mauricio Macri reconsidere su postura de empezar a tratar la reforma laboral en el mes de febrero, tal como tenía previsto.
La Casa Rosada tomó nota del clima social y en los últimos días reconoció la intención de empezar la discusiones parlamentarias recién en marzo, en plenas sesiones ordinarias.
“No hay ánimos para forzar la aprobación de la propuesta”, advirtieron a través de voceros en los diarios Clarín y La Nación. Los funcionarios y operadores políticos “cambiemitas” buscarán allanar el camino en estos meses para que salga del Congreso de la Nación sin tantos obstáculos.
Vale la pena recordar que el tumultuoso mes de diciembre, gracias al fuerte rechazo y a los enfrentamientos por la reforma previsional, ya había logrado que Mauricio Macri y compañía decidieran aplazar la discusión en torno al otro “gran tema” social y sindical.