Era la primera final que el equipo brasileño iba a disputar en su historia: enfrentaban al Atlético Nacional de Medellín por Copa Sudamericana y todo Brasil estaba a la expectativa de qué haría uno de los equipos más modestos de la liga.
Sin embargo, todo quedó en la nada: el avión que los transportaba se precipitó contra la montaña matando a 71 personas entre las que se encontraban jugadores, cuerpo técnico y directivos del equipo, además del staff habitual que se ocupaba del vuelo y periodistas.
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Las investigaciones de los expertos y las pericias aeronáuticas determinaron que el avión cayó por una mortal irresponsabilidad del piloto y dueño de la aerolínea LAMIA, Miguel “Myke” Quiroga, quien no se reabasteció y dejó sin combustible la aeronave.
Pese a ello, las familias de las víctimas todavía esperan que se avance sobre los responsables de “guante blanco”: por un lado, hasta ahora no se puede explicar cómo la aerolínea obtuvo su habilitación de las autoridades gubernamentales de Bolivia en el 2015, siendo que fue rechazada de su país de origen, Venezuela; tampoco tiene lógica la autorización de despegue del vuelo N° 2933 de LaMia, siendo que existían numerosas y groseras irregularidades en el “plan de vuelo” presentado.