La búsqueda se intensifica, los operativos para encontrar al submarino ARA San Juan y sus 44 tripulantes continúan ampliándose, pero la incertidumbre y la tristeza abraza a los familiares: no hay pistas firmes para dar con la nave, todo lo que se sabe es que hubo una “explosión” y que presumiblemente están muertos.

Fue en horas del mediodía del jueves que se confirmó la peor noticia: la Armada Argentina empezó a hablar de un “incidente violento”.

Según Enrique Balbi, vocero de la fuerza, ya no se trata sólo de un tema de baterías, como supusieron en un principio: “Se registró un evento anómalo, violento y no nuclear consistente con una explosión”, aseveró en conferencia de prensa.

Los familiares, al conocer la noticia, empezaron a romper la Base Naval y brindaron filosas declaraciones a la prensa: “No nos dijeron que murieron pero nos dicen que están a 3.000 metros. Son unos desgraciados. A mí no me importa que me hagan nada, quiero que se sepa todo”, aseveró Itatí Leguizamón, esposa de un tripulante, ante las cámaras.

“Son unos desgraciados perversos. Nos tuvieron acá una semana. Están rompiendo todo adentro. ¿Cómo no van a tener bronca? Si alguien te mintió: ¿Cómo no van a reaccionar? A mí no me cierra por qué dijeron que era una falla leve, después un incendio, después una explosión”, agregó con dureza y tristeza la mujer.

 

Este viernes por la mañana, la Armada Argentina volvió brindar un parte sin demasiadas novedades respecto de la situación que se viene viviendo.

“Hasta el momento no ha sido posible detectar al ARA San Juan. Nos gustaría brindar mayores noticias, pero el hecho fáctico es que lo tenemos que encontrar”, aseveró Enrique Balbi, vocero de la Armada Argentina.

En esta línea, el buque remolcador Skandi Patagonia partió con drones submarinos que pueden patrullar hasta 1200 metros de profundidad. También llevó a la zona de rastrillaje, entre otros elementos, una campana acuática que llega a sumergirse hasta 250 metros.

Luis Tagliapietra, padre de uno de los 44 tripulantes, habló con Radio Continental sobre el modo en que le confirmaron la noticia y lo que le dijeron las autoridades militares.

“Estamos destruidos, cuando me llaman de la Base Naval de Mar del Plata para decirme que los datos del famoso ruido estaban corroborados, que era el submarino, que había sufrido esta implosión y que, por añadidura estaban todos muertos, fue terrible”, reveló.

Pese a que los marines norteamericanos pidieron en las últimas horas 44 chalecos salvavidas y eso reavivó las esperanzas, luego aclararon que se trataba de una medida precautoria.

Este sábado y domingo las condiciones meteorológicas dificultaron los trabajos tanto en el mar como en tierra: el intenso viento por poco impide el cargamento de equipamiento en uno de los buques “clave” para efectuar los trabajos de reconocimiento y rescate.

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