Desde el 7 de septiembre, Alan David Ramirez, de 19, está preso. Lo detuvieron cuando bajaba del colectivo 621, en Gonzalez Catán. Ese día, como siempre, tomo el colectivo en la esquina de su casa, barrio llamado Esperanza, en el km 38 de la Ruta 3, en la localidad de virrey del Pino. Eran las ocho de la mañana.
En Andonaegui y Ruta N° 3, a las 8 de la mañana de ese día 7 de septiembre, a pocas cuadras del conocido Shopping de Gonzalez Catan, exactamente a 11,7 km del lugar donde Alan tomo el Colectivo 621, un joven es asaltado: puede escapar pero le disparan y queda herido, recibiendo dos balas, una en el tobillo y otra en cadera de la pierna derecha.
La victima llega hasta su escuela secundaria, donde se dirigía, allí dieron intervención del hecho a la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Los asaltantes eran dos masculinos, dato suficiente para los “sagaces” y “expeditivos” miembros de la Policía Bonaerense.
- La cacería
Desde los 15 años Alan “changuerea” en el Mercado Central, compra frutas y verduras, las embolsa y las vende. Cuando surge, carga y descarga camiones. Ese jueves 7 tomó el colectivo 621, ramal Ramos Mejía, se sentó con vecina en el colectivo, ella había subido “en el fondo”, por mas lejos que se viva, siempre hay todavía un “fondo”. Viajaron juntos todo el trayecto. Alan había quedado en reunirse con algunos compañeros en la Estación Independencia del ”29” como lo nombra escuetamente los lugareños de matanza. El km 29 es un punto estratégico de paso obligado para “los kilómetros” (desde el 35 para arriba): también es un lugar donde se bifurcan todos los destinos, incluido el de Alan.
“Los compañeros no llegaron”; dice Dina, su madre. Lo esperaban, en cambio, dos policías pertenecientes a los Comandos de Patrulla Matanza Sur de la Comisaría Distrital Sur Numero 1 de Gonzalez Catan.
Alan, que había viajado aproximadamente 45 minutos, tomó ese colectivo a las 8 de la mañana, en el mismo horario que sucedió el atraco pero a 11,700 km de diferencia.
En las declaraciones, el joven asaltado describió a un sujeto, quien lo apuntó con el arma, según vestimenta, un piercing y un tatuaje en el cuello. Dichas descripciones lanzaron certezas sobre los agentes de la ley para encontrar rápidamente a los posibles delincuentes: encontraron a Alan.
Dice Alexis Kalczynski que, junto a María Tamayo, son los abogados del “Movimiento No Mataras” que acompañan a la familia: “El acta de procedimiento policial no describe las condiciones de vestimenta y objetos que portaba Alan, sólo se identifica a Alan por llevar un pequeño tatuaje en el cuello. Resulta aún más llamativo que el testigo del procedimiento haya sido otro policía, un Gendarme Nacional del Cinturón Sur de la CABA, que justo estaba trabajando de ‘adicional’ en la misma estación de la Provincia, pese a que varios testigos se ofrecieron al momento de la detención de Alan pero no constan en el acta. Estos testigos fueron aportados por la familia en la Defensoría Oficial de la Unidad de Defensa Descentralizada de Gregorio LaFerrere a cargo de la Dra. Carina Andrea Rodriguez, sin embargo, aún no fueron citados por la justicia a declarar”.
La causa se encuentra a cargo de la Fiscalía UFIyJ N° 3, a cargo del Fiscal Dr. Federico Russo y del Juzgado de Garantías N° 5 de la La Matanza a cargo del Dr. Gustavo Banco. La imputación inicial sobre Alan fue robo agravado con uso de arma de fuego y Homicidio Criminis Causa en grado de tentativa (relación entre tentativa de homicidio y otro echo delictivo) después, la causa pasó a ser “Homicidio Agravado” por uso de arma de fuego en grado de tentativa, pena que podría alcanzar los 20 años de prisión.
La palabra “tentativa” se nombra al final de cada acusación remarcando así, la frase popular que inspira la culpabilidad de todos, hasta que se muestre lo contrario.
El dilema que surge es saber, cuáles serían las herramientas justas, no solo jurídicas capaces de demostrar que una persona es inocente, cuando todo un sistema se sostiene de preconceptos que criminaliza, juzga y sentencia sin juicio a un gran número de la población con una fuerza de seguridad ejecutadora, sospechada de todos los vicios endémicos
Alan no tiene antecedentes penales y hasta ahora, nunca llamaron a la testigo clave que viajo junto a el desde que subió al colectivo 621 en Virrey Del Pino hasta que se bajó en Gonzalez Catán
Añade el abogado: “Pese a todo esto, en la causa no obra otra prueba incriminatoria que las propias actas y declaraciones policiales. La fiscalía tampoco se expidió frente al pedido de Video Grabaciones o Cámaras del Lugar del hecho. En fin, Alan se encuentra legal pero ilegítimamente detenido, imputado de un delito grave que no cometió, habiendo sido desatendido el testimonio clave que lo exonera”.
- No es un caso aislado
En mayo de este año, vino a Argentina por segunda vez, el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias, o GTDA, que depende del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Es un colectivo de expertos que vigila condiciones de arresto y encierro alrededor del planeta. Visitaron 19 cárceles y comisarías de la provincia de Buenos Aires, también de Jujuy y Chubut, se entrevistaron con casi 200 detenidos, con autoridades de los ministerios de Seguridad, de Justicia y miembros de Migraciones
El GTDA observó entre otras irregularidades “las amplias facultades de la policía para privar a personas de su libertad por la sospecha de haber cometido un delito o a los fines de verificar su identidad. En tanto la legislación aplicable exige que las fuerzas policiales realicen una evaluación exhaustiva al decidir sobre la necesidad de detener a una persona por la sospecha de haber cometido un delito, ello no se cumple en la práctica. La posibilidad de detención sobre la base de la sospecha de haber cometido un delito se utiliza ampliamente respecto de los grupos vulnerables como los niños en situación calle, integrantes y líderes de los pueblos originarios, migrantes, colectivo LGTBI y otros”
Hay 38.089 detenidos en las cárceles y comisarias de la provincia de Buenos Aires, el mayor número de toda la historia, según el informe presentado a la Naciones Unidas por la Defensoría de Casación Penal de la Provincia.
Las detenciones como las de Alan están diseminadas en un mapa de causas armadas, para responder a una demanda social y política.
El camino para transitar estas arbitrariedades en los vericuetos jurídicos sigue siendo la movilización de familiares, organizaciones y voluntades que reclamen libertad para la justicia. Hoy también es por Alan Ramirez, del Barrio Esperanza.