La crisis de refugiados que resquebrajó la “tranquilidad” de los países europeos en los últimos años ya no ocupa como antes la plana mayor de todos los diarios y portales del mundo.

Pese a ello, el problema sigue latente y la solución al mismo no fue encontrada: Amnistía Internacional (AI) denunció que no se cumplió con los 98.000 lugares de relocalización prometidos por las autoridades de la Unión Europea (UE) en 2015.

La situación no es fácil: los máximos responsables de la comunidad europea vienen insistiendo en el cumplimiento a rajatabla de las “cuotas” pero la reticencia es cada vez más grande. Los casos más graves son cuatro y se encuentran en Europa del Este: Hungría y Polonia ni siquiera relocalizaron a un refugiado en todo este tiempo; República Checa no admitió ninguno en todo el 2016 y Eslovaquia sigue los pasos de los demás.

Hasta ahora, España cumplió con el 13,7% de su cuota; Bélgica con el 25,6%; Holanda con el 39,6% y Portugal con el 49,1%. Malta es el único país miembro que relocalizó a todos los migrantes que le correspondía.

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