En medio de un festival de música country “Route 91 Harvest”, un hombre abrió fuego contra la multitud desde la ventana del piso 32 del hotel Mandalay Bay.

El pánico se desató inmediatamente mientras todavía resonaba el tableteo de la ametralladora automática: el trágico saldo, todavía abierto, indica que 59 personas murieron y cientos fueron heridas, algunos de gravedad.

El tirador, Stephen Paddock, de 64 años, era residente de la ciudad: las autoridades creyeron, en un primer momento, que estaba acompañado por una mujer asiática llamada Marilou Danley. Más tarde confirmaron que fue ubicada y que su testimonio fue útil para empezar a atar cabos. El hombre se suicidó en la habitación desde la cual cometió la masacre.

Los videos difundidos en las redes sociales muestran la desesperación en que incurrieron los presentes al oír los primeros disparos: todos empezaron a correr, a arrojarse cuerpo a tierra y a cubrir sus cabezas.

El jefe de la policía local se negó a hablar de terrorismo: “Todavía tenemos que establecer cuál fue su motivación. No sabemos si se trata de terrorismo o fue sólo una persona desequilibrada intentando realizar una matanza. Tenemos que investigar mucho para poder catalogarlo”.

Sin embargo, la agencia AMAQ, perteneciente al Estado Islámico (ISIS), difundió un comunicado en el que el grupo yihadista asegura que el tirador “se convirtió al islam hace algunos meses” y que llevó adelante la masacre para “atacar a los estados de la coalición”.

El hermano del atacante, Craig Paddock, desestimó esta última versión: “No tiene nada que ver con esto, al menos desde mi punto de vista. Él no tenía afiliación política, ni religiosa, tanto como yo sé. Esto no fue un ataque terrorista”, sentenció ante el Daily Mail.

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