La final de la Copa Confederaciones arrancó, desde lo estrictamente futbolístico, de manera despareja: Chile asedió durante veinte minutos a Alemania.
La “Roja” desató su furia de presión, marca y circulación del balón ante el equipo de Joachim Low dejando atónitos a todos: de no ser por las manos salvadores de Ter Stegen, los europeos hubieran sufrido en el marcador desde el inicio del encuentro.
Sin embargo, los alemanes son alemanes: en la primera desconcentración de la defensa chilena, Stindl aprovechó para poner el 1 a 0. Marcelo Díaz intentó dar un rodeo con la pelota pero Werner se la quitó y, ante la salida del arquero, dejó solo al delantero de Borussia Dortmund para marcar.
#CopaConfederaciones ¡Gol de Alemania! Marcelo Díaz y un tremendo error que Stindl no dejó pasar. pic.twitter.com/g30DuLm3Be
— TyC Sports (@TyCSports) 2 de julio de 2017
A partir de ahí la dinámica de juego cambió un poco: Chile no se recuperó rápidamente del golpe y, pese a que siguió obligando con la presión alta y contó con chances para empatar, empezó a cuidarse un poco más atrás sintiéndose vulnerable.
La segunda parte fue de ida y vuelta: los sudamericanos complicaron a los alemanes de la mano de los arranques de Alexis Sánchez y Vidal mientras que Alemania, con menos ímpetu pero más solidez, escaló poco a poco algunos metros en la cancha y contó con situaciones para ampliar el marcador.
A medida que el tiempo apremiaba, Chile empezó a irse con todo contra el arco rival y otra vez Ter Stegen se convirtió en figura: desactivó bombas de Aránguiz y el resto de los atacantes chilenos para poder aguantar el resultado.