El #NiUnaMenos que resuena en las calles, en las redes sociales y atraviesa los cuerpos de cientos de miles de mujeres a lo largo de todo el país no encuentra resonancia en los resortes estatales.

Después de casi un mes de búsqueda, desidia, denuncias por fallas en la investigación e incertidumbre, finalmente la policía encontró el cuerpo de Araceli Fulles.

El fiscal Marcelo Lapargo confirmó este viernes lo que se presumía desde el jueves por la noche: la joven fue hallada bajo escombros en una casa de José León Suárez.

El cadáver se encontró en la casa de un hombre que había declarado haber tenido “relaciones consentidas” con ella: luego de tres declaraciones a lo largo de los 27 días que duró la investigación, la DDI de San Martín se aprestó en su domicilio. Darío Gastón Baradacco, mientras tanto, tuvo tiempo para desaparecer y estuvo prófugo hasta la noche del viernes cuando fue detenido en el barrio porteño de Flores.

Las pistas fuertes ya habían comenzado a revelarse a la tarde: se encontró ADN de Araceli en el camión que usaba para los repartos del corralón en el que trabaja.

El caso cuenta con otros cuatro detenidos por el delito de “homicidio agravado”: Jonathan (29) y Emanuel (25) Ávalos, Marcos Ibarra (32) y Carlos Damián Alberto Cassalz (35). Dos compañeros de trabajo, por ser “presuntos cómplices”, corrieron la misma suerte.

Asuntos Internos de la Policía Bonaerense decidió desplazar a tres policías, uno de los cuales es hermano de los Ávalos: se trata de Elián Ismael Ávalos, numerario en Tres de Febrero.

Los otros dos son el subcomisario Hernán Humbert, a cargo de la Comisaria 8 de San Martín, y el oficial principal José Gabriel Herlein, numerario de la 5 de San Martín. De ellos se sospecha por la “falta de rigurosidad en los diversos rastrillajes” y por “la posible filtración de información” que permitió la huida de Badaracco.

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