El país estaba en alerta, la policía había desbaratado los planes de dos individuos para atentar en el día de las elecciones y, así y todo, Francia volvió a ser blanco de un ataque terrorista.

Con una paridad tremenda en las encuestas, los candidatos estuvieron lejos de quedarse callados tras los sucesos parisinos.

Marine Le Pen, del conservador “Frente Nacional”, llamó a “cerrar todas las mezquitas islamistas” de Francia, a “expulsar a todos los predicadores del odio” y a “reinstalar los controles en las fronteras”.

En esta misma línea, señaló que todos aquellos que se encuentren en la lista de seguimiento de los servicios de inteligencia por “radicalización” deben ser expulsados del país y se les debe “revocar la ciudadanía”.

 

Las voces disonantes no tardaron en aparecer: el primer ministro Bernard Cazeneuve la acusó de intentar “capitalizar” el ataque. “La candidata del Frente Nacional, como con cada drama, trada de sacarle provecho a la situación para dividir”.

Emmanuel Macron, del movimiento político ¡En Marcha! y uno de los candidatos más firmes, trató de bajarle el tono al acontecimiento: “No sucumban ante el miedo, ante la división y la intimidación. La elección que deben haber el domingo tiene que ser una apuesta por el futuro”, sentenció.

Por último, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que se presenta por “Francia Insumisa”, pidió a los franceses que no se dejen llevar por “el odio y la venganza”. “Nuestro primer deber es el de la sangre fría. No podemos ceder al pánico, ni dejarnos llevar por las emociones”, concluyó.

El candidato conservador François Fillon, por su parte, aseguró que, en caso de ser electo presidente, su “prioridad” en política exterior será “la destrucción del Estado Islámico”. También llamó a la creación de 10.000 puestos de policía.

“En tiempos como estos debemos demostrar que Francia está unida. Asimismo, debemos tener en claro que estamos en estado de emergencia. Estamos en guerra. Esta lucha por la libertad y la seguridad de los franceses debe ser la prioridad en el próximo período de cinco años”, sentenció.

Por último, Benoit Hamon, candidato socialista, apuntó especialmente contra Le Pen: “Me niego a jugar el juego de los que quieren dividir Francia. Yo creo que nuestra identidad es un mosaico”.

“Los fanáticos quieren atacar el hecho de que en Francia, independientemente de nuestra religión, podemos construir algo en común”, concluyó.

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