Las lluvias y las inundaciones son, desde hace años, una constante en la Argentina pero el debate volvió a encenderse luego de que casi la mitad del país estuviera bajo el agua en los últimos días.
Una encuesta realizada en el mes de marzo por la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) arrojó datos duros en torno a cómo afecta esto al modelo productivo que se encuentra en la picota.
“El 37% de las empresas agropecuarias registraron anegamientos producto de las lluvias acaecidas a principio de año, mientras que el 27% sufrió sequía”, afirmaron.
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— Diario BA (@diariodeBA) 17 de abril de 2017
El relevamiento fue realizado sobre 1.132 miembros de la asociación: de ese 37% inundado, el 13% correspondió a plantaciones de maíz y el 16% a la soja. Esto suma un argumento más a los investigadores que recalcan que la soja no es el “gran demonio” que enfrenta la Argentina: el problema fundamental en lo que al proceso productivo respecta es el monocultivo.
“Los emprendimientos ganaderos también fueron afectados por las inundaciones (26%) y por la sequía (28%), con pérdidas de área que fueron del 27% al 31% por la primera y del 14% al 18% producto de la segunda. (…) En lo que respecta a los tambos, una de cada tres empresas reportaron anegamiento con pérdida de área de pasturas en promedio de 35%, asimismo una de cada cuatro reportó sequía con pérdida de área de pastura de 15%”, agregaron los encuestadores, según reproduce el portal InfoCampo.
Un dato curioso es, sin embargo, el que resalta del informe de AAECRA: pese a la situación que atraviesan los campos, el 50% de los empresarios agropecuarios señalaron que su condición económica “es mejor a la del año pasado” y el 59% cree “que dentro de un año la situación económica será mejor que la actual”.