Contra todos los pronósticos y encuestas, el próximo 20 de enero el magnate reemplazará a Barack Obama en la Casa Blanca.
Con la brecha acortándose en las últimas semanas, tanto la ex secretaria de Estado de 69 años y el magnate neoyorquino de 70 dieron todo en una frenética gira de último minuto para convencer a los indecisos.
El ganador necesitaba llegar al número de 270 votos electorales, repartidos en los distintos estados: en este sistema de votación híperdescentralizado e indirecto, no importa en sí la cantidad de votos recibidos si no que alcancen en cada lugar para sumar los delegados correspondientes.
Ya en horas de la noche, las primeras informaciones lo daban a Donald Trump en ventaja. Sin embargo, a la espera del desenlace en los estados clave – llamados “swing estates” – nadie todavía daba demasiado crédito a las palabras de sus colaboradores: estaba en ventaja.
Las victorias que consiguió en Ohio, pero sobre todo en la decisiva Florida y Carolina Del Norte, fueron fundamentales para torcer los pronósticos de medios y consultoras. Clinton logró ganar en Virginia, pero el margen no fue suficiente.