Luego de dos derrames de cianuro en menos de un año y la complicidad de las autoridades judiciales y provinciales con la minera, los vecinos decidieron tomar la municipalidad.
Un año después del derrame de cinco millones de litros de solución cianurada se conoció que la Barrick Gold volvió a tener “escapes” en la mina Veladero: cinco ríos contaminados no habían servido para que las autoridades efectivamente les exigieran mayores medidas de seguridad o prohibieran la explotación minera en la zona.
Lectura de los Análisis realizados por la UNCUYo-Muestra por muestra https://t.co/QGel6L4JcD
— Jáchal No Se Toca (@asambleaxjachal) 6 de octubre de 2016
La sucesión de jueces en menos de tres días para habilitar nuevamente a la firma canadiense para poner a funcionar nuevamente el yacimiento fue otro duro golpe para los vecinos de Jáchal que desde siempre sospecharon de la connivencia entre las partes pero nunca que se haría de forma tan burda.
El informe presentado por la Universidad de Cuyo fue la gota que colmó el vaso: el mismo reveló en un muestreo que “la contaminación no sólo persiste, sino que aumenta: hay tres de los pueblos del departamento en los que el agua no es potable”.
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— Diario BA (@diariodeBA) 5 de octubre de 2016
Según la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), hay tres pueblos que son los principales focos de la contaminación: Mogna, Tambería y Pampa Vieja.
“En Mogna, en el mes de julio se detecta una traza de mercurio”, relató a “MU” la hidróloga Virginia Carpio. “En este nuevo estudio, que es del mes de agosto, los niveles de mercurio están por encima del Código Alimentario Argentino: lo normal es 0,001 y están en 0,004”.
“Tambería y Pampa Vieja bacteriológicamente están bien, pero químicamente tienen presencia de elementos por encima del Código Alimentario Argentino. Y además surgen trazos de mercurio, cosa que meses atrás, en los otros análisis, no se detectaba”, agregó. “El principal hallazgo del informe es que se está afectado todo el acuífero. Es muy difícil remediar la situación, de revertirla”.
“El río Jáchal está mal, el agua no sirve para bebida de ganado ni para irrigación. Se van incrementando los elementos tóxicos. Nos amparamos en el Código Alimentario Argentino, la Organización Mundial de la Salud y la Ley de residuos peligrosos. En el caso del agua del Jáchal, la contaminación supera los límites que plantean estos organismos”, sentenció.
Para leer el informe completo: Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO)