La ex mandataria se presentó en el Senado para defenderse del pedido de impeachment que pesa sobre ella y la alejó del cargo.
“El 1 de enero de 2015 asumí mi segundo mandato, fui electa por más de 54 millones de votos. Asumí un compromiso de defender y cumplir la constitución para sustentar la unión y la independencia de Brasil. Respeté el compromiso que asumí y estoy orgullosa por ello”, comenzó ante la atenta mirada de los presentes.
“Jamás atentaría y practicaría actos contra los intereses de los que me votaron. Como todos tengo defectos y cometo errores, pero entre mis defectos no están la cobardía y la deslealtad”, agregó con dureza Rousseff. “He honrado el compromiso con mi país. He sido intransigente en la defensa de la honestidad, en el manejo de la cosa pública”.
Fica muito difícil me condenar por algo q eu não estava presente, q não tem fundamento #PelaDemocracia pic.twitter.com/Sdt0RPOprE
— Dilma Rousseff (@dilmabr) 29 de agosto de 2016
“Tengo secuelas de tortura en el cuerpo y el alma, pero no cedí y resistí, resistí las tempestades del terror. Continué luchando por la democracia. Hoy, como en el pasado, resisto. No esperen de mí el silencio de los cobardes. No lucho por mi apego al poder, lucho por la verdad y por la justicia. Lucho por los pobres de mi país”, señaló.
“No cometí ningún crimen de responsabilidad, no cometí los crímenes de los que se me acusa injusta y arbitrariamente. Se invoca la Constitución para que el mundo de las apariencias esconda el mundo de los hechos. Las acusaciones contra mí son meros pretextos. Son pretextos para derrumbar, por medio de un proceso de impeachment, un gobierno electo por millones de brasileños”, denunció Rousseff.
“Me sometieron a una pena de muerte política. Estamos a un paso de la consumación de una grave ruptura institucional, de concretar un verdadero golpe de Estado. Acabarán pagando ante la sociedad aquellos que no tienen compromiso con la ética, todos saben que no me enriquecí al ejercer cargos públicos, no tengo cuentas en el exterior”, concluyó.