La situación en Aleppo es crítica: distintos estados y organismos internacionales advirtieron que el cierre de la última ruta de suministro que quedaba convirtió al este de la ciudad “en un área sitiada”.

Alepo II

En medio de las balas y los bombardeos, se ha cortado la asistencia vital para cerca de 250.000 personas que están literalmente “atrapadas”: la Unión Europea (UE) confirmó que desde el 7 de julio, el personal y ayuda humanitaria no han podido ingresar a la zona.

“Nos despertamos con el sonido de las bombas y nos dormirnos después de enterrar a la gente que muere”, confesó un médico local a Amnistía Internacional.

Los ataques terroristas y la resistencia del Estado Islámico (ISIS) y el Frente al-Nusra ante la avanzada del ejército sirio puso en mayor peligro a la población: ambos grupos intensificaron sus ataques contra asentamientos y posiciones de las fuerzas del gobierno de Bashar Al Assad.

Las críticas, sin embargo, corren para los dos “bandos”: “El gobierno sirio lleva años bloqueando la llegada de ayuda humanitaria esencial a poblaciones civiles sitiadas, a la vez que las somete a diario al horror de los bombardeos aéreos y de artillería, valiéndose del hambre como arma de guerra y causando insoportable sufrimiento a quienes viven en zonas controladas por la oposición”, explicó Philip Luther, director del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.

Hasta mediados de julio, se llevan documentados 373 ataques aéreos en hospitales y facilidades médicas en Siria con 750 personas muertas: la mayoría de los bombardeos fueron llevados adelante por el gobierno y sus fuerzas aliadas.

“Hay un gran riesgo de que comience un terrible nuevo capítulo en Siria. El asedio a la ciudad de Alepo corre el riesgo de transformarse en una catástrofe humanitaria. El régimen sirio, que desencadenó parte de la crisis bombardeando y ofreciendo rutas de escape inseguras, ha estado jugando a un juego cínico. Por su apoyo a las fuerzas armadas y al ejército sirio, Rusia también carga con una gran responsabilidad”, advirtieron desde la cancillería alemana a través de un comunicado.

Pablo Marco, de Médicos Sin Fronteras (MSF), sentenció: “Todos los bandos y partidos deben respetar las leyes de la guerra y los que tienen influencia sobre ellos deben evitar detener carnicería. El mensaje es claro: dejen de bombardear hospitales e infraestructura de civiles, dejen que los heridos y enfermos puedan ser evacuados y no corten la llegada de alimentos y medicamentos”.

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