El 30 de marzo de 2006 un incendio en un taller textil ubicado en la calle Luis Viale provocó la muerte de cinco chicos y una mujer embarazada.
Un desperfecto eléctrico generó el recalentamiento en el cable de un televisor debido a la precaria instalación eléctrica que había en el taller, iniciando el incendio en las plantas superiores: al menos durante una hora, el fuego ardió provocando la caída de un entrepiso de madera que funcionaba como segundo piso.
Las declaraciones de los trabajadores sostienen que los bomberos tardaron entre 45 minutos y una hora y media en llegar. Dicen además que el camión no tenía agua y que para cuando llegaron el incendio se había apagado solo: buena parte de las víctimas murió acorraladas entre las paredes y el fuego que les impedía escapar.
Poco más de diez años después de lo ocurrido, la Justicia condenó a 13 años de prisión a los talleristas (Sillerico y Correa) que empleaban a estos trabajadores y los sometían a semejante explotación y pésimas condiciones de vida.
Además, ordenaron investigar con mayor profundidad a los dueños de las marcas (Damián Fischberg y Javier Geiler) para la que el taller trabajaba, así como también a los policías e inspectores que tendrían que haber evitado la tragedia.
- El taller:
Había comenzado a funcionar en noviembre de 2005. Estaba habilitado desde 2001 para el funcionamiento de 5 máquinas. Desde su habilitación, no hubo inspecciones. Al momento del incendio, vivían 64 personas (la mitad eran niños/as). En la planta baja se ubicaban las máquinas; en el primer piso (adonde se inició el incendio) estaban las “habitaciones”, y luego había un entrepiso de madera, que se derrumbó con el incendio.
En general se trabajaba 14 horas por día de lunes a viernes, y 5/6 horas el sábado. A los trabajadores se les daba alojamiento y comida para ellos y sus hijos. El arreglo informal era que se les pagaría por prenda (entre $0,70 y $1,20 dependiendo de la operación). Sin embargo, la mayor parte declaró que al momento del incendio llevaban 5 meses sin cobrar lo arreglado. Sólo recibían $50 cada viernes, es decir, $200 por mes.
- Las víctimas:
Prácticamente ninguno de los trabajadores contaba con residencia legal. Ello aumentaba su vulnerabilidad y la capacidad de los patrones para intensificar la explotación laboral.
La mayor parte de los fallecidos y de los sobrevivientes provenían de Cantón Cohana, un pueblo muy pobre de Bolivia, a menos de 100 km de La Paz.
Juana Vilca (embarazada), de 25 años; Harry Rodríguez, de 3 años; Luis Quispe, de 4 años; Rodrigo Quispe Carabajal, de 4 años; Elías Carabajal Quispe, de 10 años y Wilfredo Quispe Mendoza, de 15 años, fueron las víctimas mortales.
Para más información sobre el caso: https://juicioluisviale.wordpress.com/