El estudio publicado por el gobierno porteño sostiene que la mortalidad infantil se redujo al “6 por mil en 2015” mientras que era del “7,9 por mil” en 2014.
“La mortalidad neonatal (menores de 28 días de edad), en especial la neonatal tardía (7 a 27 días de edad) es la que redujo más su participación”, aseveraron en el documento publicado por la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Según figura en el informe, “la mortalidad durante el primer año de vida puede dividirse en dos etapas principales, cada una de ellas con una causa diferente: la mortalidad neonatal que ocurre durante las primeras cuatro semanas de vida y la mortalidad postneonatal, que se produce durante el resto del primer año de vida. (…) La primera sirve como indicador del componente de la mortalidad infantil que puede atribuirse a factores endógenos (vicios de conformación congénita, nacimiento prematuro, consecuencias del parto, etc.), mientras que la tasa postnatal sirve como indicador de la mortalidad infantil de origen exógeno (enfermedades infectocontagiosas, del aparato respiratorio, diarrea y enteritis)”.
En esta línea, destacan que en la etapa neonatal, las muertes “se redujeron gracias a la atención durante el embarazo y el parto” mientras que, en la postneonatal, fue “debido a la prevención y el tratamiento”.
Los números se vuelven algo más preocupantes al ver que la brecha entre las comunas del sur de la Ciudad de Buenos Aires y las del norte siguen siendo grandes: el mismo estudio reconoce que existe un “comportamiento diferencial” entre las comunas que, por supuesto, siempre termina en detrimento de las zonas más relegadas.
Pese a la progresiva reducción que se observa desde el 2013, la comuna “3” (Balvanera y San Cristóbal), “4” (Pompeya, Parque de los Patricios, Barracas y La Boca), “7” (Flores y Parque Chacabuco), “8” (Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo) y “10” (Floresta, Villa Real, Villa Luro, Vélez Sarsfield, Versalles y Monte Castro) son las que presentan los índices de mortalidad más altos.
Las posibilidades de morir de un chico de la comuna “4” (Pompeya, Parque de los Patricios, Barracas y La Boca) u “8” (Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo) siguen siendo casi tres veces más que las que tiene uno de la comuna “13” (Núñez, Belgrano y Colegiales).
“Dado que la cifra absoluta de muertes infantiles en la CABA es relativamente baja, leves subas o descensos en la cantidad de defunciones anuales modifican sensiblemente a la tasa. Por ello, para evaluar las políticas públicas ante las variaciones de la tasa de mortalidad infantil, es necesario revisar las tendencias que se observan durante, por lo menos, un trienio”, aseguró Claudio Bloch, jefe de la oficina de Derecho a la Salud de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y especialista en epidemiología.
La tendencia a la baja de la mortalidad infantil en el trienio 2013/2015 es positiva pero deben ponerse momentáneamente en suspenso: por un lado, porque no se han implementado políticas “específicas” que justifiquen una reducción sostenida; y, por otro, por el impacto que tiene en los sectores más desfaverecidos el ajuste, la inflación y los aumentos en el costo de vida de los últimos meses.
Para leer el informe completo: http://bit.ly/25AH3bB