Un terremoto de 7,8 en grados de magnitud en la escala Richter arrasó el sábado por la noche gran parte de Ecuador causando cientos de muertos y miles de heridos.
Hasta el momento, las autoridades ecuatorianas confirmaron la muerte de 350 personas y estimaron que son más de 1.500 quienes han resultado heridos.
Luego de algunas horas de desconcierto, fuentes gubernamentales advirtieron públicamente que miles de ciudadanos permanecen aún bajo los escombros, que los equipos de rescate “no han logrado llegar a las zonas más afectadas” y que la cifra de fallecidos seguirá creciendo con el correr de las horas.
El sismo es el peor en las últimas tres décadas en Ecuador: aunque se sintió en todo el país, el epicentro se produjo en el océano Pacífico a una profundidad de 20 kilómetros, a 28 de la costa ecuatoriana y a 173 de Quito, la capital. Desde el sábado a la noche hubo casi 200 réplicas, algunas de una intensidad de hasta 6,1 grados.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, aseguró que han dado “prioridad inmediata” de rescate a las personas que puedan encontrarse aún bajo los escombros y que para la tarea los servicios de emergencia están recibiendo “apoyo de rescatistas desde el exterior”.