Con el tratado de libre circulación de Schengen virtualmente sin efecto y la violencia contra los refugiados recrudenciendo, la Unión Europea ya no sabe qué hacer con la crisis migratoria.
La situación en la frontera entre Grecia y Macedonia es una bomba de tiempo: hay aproximadamente unas 8.000 personas esperando en el puesto fronterizo de Idomeni poder cruzar hacia el lado macedonio y continuar su periplo hacia el noroeste del continente.
Según el Ministerio del Interior de Macedonia, los policías debieron lanzar varias tandas de gases lacrimógenos contra la multitud de migrantes luego de que derribaran una puerta metálica.
Police fired teargas after refugees broke through a fence on the Greek-Macedonia border.https://t.co/cD34O3V5gL
— AJ+ (@ajplus) 29 de febrero de 2016
En el video se ve con precisión cómo las fuerzas de seguridad le apuntan indiscriminadamente a la cara y al cuerpo de los manifestantes, contraviniendo cualquier tipo de código de conducta ante situaciones de este calibre.
También cargaron contra los refugiados que estaban sentados en la vía del ferrocarril, negándose a mover en reclamo por la negativa de las autoridades de dejarlos entrar a dicho país.
Intense scene by @lgouliam after police use teargas on refugees trying to cross to Macedonia https://t.co/q7jegGAlxY pic.twitter.com/hhiLdRv3WQ
— Andrew Katz (@katz) 29 de febrero de 2016
“Estimamos que, para el mes de marzo, tendremos entre 50.000 y 70.000 refugiados ‘atrapados’ en nuestro país si las cosas no cambian”, aseveró Yannis Mouzalas, ministro de inmigración griego, ante el cierre de las fronteras y las rutas migratorias por parte de los países balcánicos.
“¿Realmente creen que es justo que todos los estados europeos que lucharon durante el año pasado para que Grecia se mantenga dentro de la Unión Europea ahora dejen que el país se vuelva un caos?”, preguntó con dureza la canciller alemana, Angela Merkel, ante la agencia ARD.