En un artículo publicado en ‘Corriere della Sera’, el controvertido escritor francés arremetió contra la clase política de su país y, especialmente, contra el presidente.
“La conclusión inevitable es por desgracia muy severa: los gobiernos que se han sucedido la última década han fracasado miserablemente, de manera sistemática, en su misión fundamental, proteger al pueblo francés confiado a su cargo. La población, por su parte, no ha fallado en nada”.
“Nos acostumbramos, incluso a los ataques. Francia va a resistir. Los franceses resistirán, incluso sin hacer alarde de un heroísmo excepcional, sin siquiera necesitar un especial orgullo nacional colectivo. Resistirán porque no se puede hacer otra cosa, y porque uno se acostumbra a todo. Y ninguna emoción humana, incluso el miedo, se mantiene fuerte mucho tiempo. Mantener la calma y continuar. Mantener la calma y seguir adelante”
“Las encuestas de opinión autorizadas revelan más o menos lo siguiente: la población francesa siempre ha mantenido la fe y la solidaridad con las fuerzas del ejército y de la policía; ha recibido con desdén el sermón moralista de la izquierda sobre la acogida de inmigrantes y refugiados, y nunca ha aceptado sin sospecha las aventuras militares extranjeras a las que sus gobernantes la han arrastrado”.
“Podríamos multiplicar interminablemente los ejemplos de la división -hoy abismal- que se ha abierto entre los ciudadanos y los que deberían representarlos. El descrédito hoy en Francia de la totalidad de la clase política no solo es generalizado, sino también legítimo. Me parece que la única solución que nos queda sería ir lentamente a la única forma de democracia real, la democracia directa”.