Pese a los pedidos de Egipto, Rusia siguió los pasos de la compañía alemana Lufthansa y el Reino Unido y decidió suspender los vuelos a la península de Sinaí.
El pasado 31 de octubre, 217 pasajeros y siete tripulantes fallecieron cuando el Airbus A-321 de la compañía rusa Kogalimavia se estrelló. El avión, que cubría el trayecto entre Sharm El Sheij y San Petersburgo, cayó sin haber reportado ninguna falla técnica: pese a las primeras desmentidas oficiales, se presume que fue víctima de un atentado.
Este viernes, y tras varios días de espera, el gobierno que encabeza Vladimir Putin confirmó que la Agencia Federal de Seguridad de Rusia sugirió suspender los vuelos hacia Egipto. De esta manera, el Kremlin confirmó que no volarán aviones rusos en la zona hasta que se termine con la investigación de lo sucedido.
Según Oleg Safonov, el titular del Ministerio de Turismo ruso, todavía hay 45 mil personas de nacionalidad rusa que se encuentran de vacaciones en Egipto por lo que deberán implementarán un nuevo mecanismo en función de que puedan regresar al país.