La policía de La Rioja reprimió brutalmente a vecinos, políticos y miembros de organizaciones sociales y medioambientales que reclamaban contra los emprendimientos megamineros del lugar.
En la localidad de Angulo, a 300 kilómetros de la capital de La Rioja, la policía intentó romper un corte de ruta que llevan adelante desde hace cinco días manifestantes que rechazan a la minera salteña “Midais”.
Mientras los vecinos, políticos y miembros de organizaciones sociales y medioambientales intentaban avanzar hasta el campamento de la minera – situado a unos 2.000 metros de altura en el cordón del Famatina – para pedir su desmantelamiento definitivo, las fuerzas de seguridad arremetieron contra ellos con gases y balas de goma.
Brutal represión del gobierno kirchnerista de @BederHerrera en Famatina. Nos dieron palos a todos #FamatinaResiste pic.twitter.com/rUfJYOINVf
— Sebastián Cutrona (@scutronacastro) octubre 15, 2015
Entre las decenas de heridos se encuentra el diputado nacional radical y ex candidato a gobernador, Julio Martínez, de Fuerza Cívica Riojana. Mujeres y niños sufrieron también las consecuencias, resultando heridos.
Algunos efectivos policiales, incluso, usaban pasamontañas negros para que sus caras no puedan ser reconocidas.
Tal cual denunciaron los vecinos en reiteradas oportunidades – y hasta el mismo intendente de Famatina – la empresa no tiene permisos para operar en la provincia; sin embargo, la Justicia riojana no hace nada para detenerlos.
Foto que habla: Un infierno en el paraíso de Famatina @Cadena3Com pic.twitter.com/7zOZZXMqaD
— German La Rioja (@GermanLaRioja) octubre 15, 2015
Consultado por los hechos, el ministro de Gobierno, Seguridad, Justicia y Derechos Humanos de La Rioja, Claudio Saúl, justificó sin dudar la represión ante los medios: “La policía actuó en defensa del estado de derecho”, esgrimió.
Como si esto fuera poco, son varios los miembros de las organizaciones ambientales y sociales que tienen vedada la posibilidad de acercarse al lugar por una medida judicial interpuesta por la minera: el poder político y los jueces riojanos siguen mirando para otro lado.