En continuidad con las políticas de ajuste y en medio de fuertes devaluaciones del real, la presidenta de Brasil formalizó una reforma de su gabinete en la que redujo de 39 a 31 el número de ministerios.

Rousseff II

La severa crisis que atraviesa la economía brasileña y las denuncias de corrupción que acechan a los políticos locales forzaron a Dilma Rousseff a llevar adelante una reforma ministerial y administrativa para capear el temporal.

“Todos los países construyeron estados modernos. Esos estados modernos son eficientes. El estado brasileño debe estar preparado para asumir una doble función: asegurar igualdades de oportunidades y elevar la competitividad del país”, señaló la mandataria en su discurso.

En síntesis, las medidas formalizadas incluyen “la eliminación de ocho ministerios, 30 secretarías nacionales y 3000 puestos de asesoría pública estatal; el recorte en un 10% de los sueldos de los ministros, hasta 20% los gastos de costeo y contratos tercerizados”; así como también la imposición de “límites a los gastos con teléfonos, pasajes y diarias”.

Comentarios

comentarios