El periplo para escapar de las guerras civiles, el hambre y las persecuciones político religiosas y emigrar a Europa no sólo puede costarle la vida a los refugiados: también les cuesta mucho dinero.
La crisis migratoria y el desplazamiento cada vez mayor de refugiados y migrantes provenientes de África y Medio Oriente hacia la Unión Europea tiene múltiples aristas: uno de sus lados más atroces e insensibles es el que corresponde a los traficantes de personas.
Izabella Cooper, vocera de la agencia Frontex, le contó al diario británico The Guardian que, según los números que manejan, el tráfico de personas se ha vuelto una de las líneas de trabajo más lucrativas para las bandas de criminales que se encuentran operando en Europa.
“Hoy es mucho más rentable que contrabandear o vender armas y drogas. Las oportunidades, además, son variadas: se hace la logística para transportarlos, se les busca un lugar precario para vivir, casas seguras y hasta se les vende agua y comida”, advirtió.
El costo monetario que deben pagar aquellos que vienen escapando no es menor ni accesible: por ejemplo, los que vienen escapando de Siria tienen que pagar alrededor de 1.000 dólares para cruzar en un bote inflable desde las costas de Turquía a las islas griegas más cercanas.
Los migrantes que intentan entrar a la Unión Europea por Macedonia pagan aproximadamente 500 dólares para cruzar el país hacia Serbia, a través de rutas alternativas y bosques peligrosos. Para colmo, la travesía puede durar hasta diez días.
Los traficantes de personas, sin embargo, también tienen tarifas diferenciales así como otras comodidades para los refugiados que poseen algo más de dinero: “El contrabando de personas está orquestado de punta a punta. Existe, incluso, un servicio premium que incluye todo el viaje desde Siria hasta el Reino Unido o Francia por 15.000 dólares. Estos criminales usan todas las redes ilegales que se encuentran funcionando en Europa”.
“Los desafíos que pasan los migrantes y refugiados son inmensos: caminar a través de todos los climas, sobre las montañas y cruzando ríos, en general sin agua ni comida por días. Viven exhaustos, doloridos y hambrientos”, sentenció un informe redactado por investigadores de Amnistía Internacional.
Fuente: The Guardian (UK)
