En un cambio de estrategia radical, el gobierno turco comenzó a atacar posiciones del Estado Islámico (ISIS) en Siria. Además, permitió a la coalición liderada por Estados Unidos usar sus bases aéreas.
Tras los últimos atentados sufridos en su territorio, el gobierno de Turquía decidió atacar militarmente a ISIS: aviones de guerra F-16 dieron con tres blancos sensibles del grupo islámico, incluyendo un cuartel general y un punto de reunión.
En las últimas horas, un soldado turco murió y otros dos resultaron heridos luego de un intercambio de disparos con fuerzas del Estado Islámico en zonas cercanas a la frontera.
La escalada de la tensión en la frontera con Siria terminó por sacar de la “neutralidad” a los turcos que, además, confirmaron que alcanzaron un acuerdo con los Estados Unidos para que los países que integran la coalición liderada por los Estados Unidos utilicen la base aérea de Incirlik.
Según los medios de ese país, las bases aéreas de las ciudades de Diyarbakır y Batman también estarán abiertas para los aliados en caso de alguna “emergencia”.