El monumento a Juana Azurduy – obra del escultor Andrés Zerneri – fue erguido en el jardín trasero de la Casa de Gobierno, en el lugar donde estuvo emplazada la figura de Cristóbal Colón.
Financiada por el gobierno boliviano, con un peso de 25 toneladas y 9 metros de altura, la estatua de Juana Azurduy es, además, la estatua de bronce más grande de la República Argentina.
No obstante, la Confederación Mapuche de Neuquén emitió un comunicado en el que denuncian la doble vara del Gobierno Nacional en el tratamiento para con los pueblos originarios y el respeto de sus derechos humanos y territoriales.
Sobre el monumento de Juana Azurduy y el Gobierno. Confederación Mapuche denuncia: “Pan y circo en Casa Rosada” http://t.co/0oxAsWe8GY
— Dario Aranda (@ArandaDario) julio 15, 2015
El comunicado de la Confederación Mapuche:
“Se prepara desde las diversas provincias del país, el traslado de integrantes de comunidades indígenas hacia una nueva “fiesta popular”, esta vez en la Casa Rosada. Esta vez será la inauguración de la estatua a Juana Azurduy. Hay micros y pasajes aéreos para una multitud que se le exige aplaudir acríticamente lo que va a acontecer.
Mientras se denuncia desde los 4 extremos del país la situación de exclusión y discriminación a cientos de comunidades que demandan DERECHOS HUMANOS PARA LOS PUEBLOS INDIGENAS, las únicas menciones a sus gritos han sido numerosos actos simbólicos y retóricos, cargados de demagogia y resignación. Desde la creación de direcciones sin ningún tipo de facultades para incidir en las políticas de exclusión, a nombrar salones de la Casa Rosada con nombres indígenas o a generar actos estruendosos para hacer público la declaración de la independencia en idiomas indígenas.
Esta vez se nos hará parte de una nueva celebración, mientras la situación de despojo y expulsión de los territorios comunitarios no se detiene. Como muestra de esta realidad, más de un contingente, pasara frente al acampe de KOPIWINI en Av. 9 de Julio y Av de Mayo, como una muestra cruel de este intento de ocultar el sol con las manos.
En la política estatal de desconocer nuestra preexistencia como naciones originarias, hasta a la misma Juana Azurduy le restan su origen indígena y la muestran como una heroína del Alto Perú o valiente guerrillera boliviana. Es que el “crisol de razas” nacional y popular, es un argumento fuerte para fundir todas las diferencias y sumergir en el mestizaje a más de 30 pueblos naciones que reclaman derechos desde sus plenas identidades y riqueza cultural.
Aplaudan hermanos, y admiremos a Juana Azurduy que luchó por la emancipación y la soberanía que hoy la escuchamos solo en discursos oficiales, mientras busamos formas de coordinar las luchas, porque los tiempos por venir serán de un capitalismo perverso que se profundiza y nos debe encontrar más fuertes y unidos que nunca”.