Meses después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtiera sus consecuencias sobre la salud humana y el medio ambiente, Francia intenta prohibir el uso de un herbicida que contiene glifosato.
Así lo confirmó la ministra francesa de Ecología, Segolene Royal, en diálogo con la cadena France 3: “He pedido que se deje de poner en venta libre el Roundup de Monsanto”.
La funcionaria advirtió que la prohibición de la venta libre del herbicida “estrella” de Monsanto, el Roundup, es el puntapié inicial para luchar contra los efectos nocivos de los pesticidas. Además, permitiría colocar a Francia en la cabeza de la “ofensiva” contra los agrotóxicos.
Pese al rimbombante anuncio del Ministerio de Ecología francés, vale la pena aclarar que la moción es sólo para venta en jardines, que es menos del 20% del uso del glifosato: no se extiende – aún – la prohibición para uso comercial agronómico.
El Roundup tiene el mayor volumen de producción global de todos los herbicidas y su uso se ha disparado a partir del desarrollo de cosechas modificadas genéticamente para hacerlas precisamente resistentes al uso de este agente. las consecuencias para el medioambiente, como se puede apreciar, son devastadoras: allí donde se echa el producto, sólo crece la semilla transgénica.
El último 20 de marzo, y luego de un año de trabajo, en que participaron 17 expertos de once países, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió en el que comprobaron que el glifosato puede provocar cáncer en seres humanos.
“Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)”, advirtieron. El herbicida, además, “causó daño del ADN y los cromosomas en las células humanas”.