El árbitro del bochornoso superclásico de la Copa Libertadores, Darío Herrera, se refirió a los sucesos del último jueves y afirmó: “En todo momento hubo buena predisposición”.
“Los jugadores de Boca nunca me pidieron que el partido continuara. No sentí jamás que me presionara para jugar los 45 minutos que faltaban”, aseveró Herrera.
“Y en cuanto a los jugadores de River, estaban afectados, como si los hubieran quemado. No había ningún acting de su parte, sino que tenían los ojos muy irritados. Eso era lo que se veía en ese momento: camisetas manchadas con un polvo naranja. Todos lo vimos”, agregó.
“En todo momento hubo buena predisposición. Y así como digo una cosa, digo la otra. Cuando el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, ingresó al campo de juego, en ningún momento pidió la suspensión. El ambiente generalizado allí era el de pretender que se recuperen los jugadores”, ratificó el árbitro internacional.
“Lo primero era siempre la integridad física de los jugadores. Lo que pasó fue que no podía pedirles que salieran de la cancha si no había seguridad. Nos dijeron que estaban despejando la zona. No se si fue mucho o poco el tiempo de espera, pero lo más importante era que los futbolistas llegaran bien al vestuario”, argumentó Herrera.
“Posteriormente nos pusimos a evaluar la situación conjuntamente con la gente de la Conmebol. Esperamos un tiempo prudencial. No sé con quién se comunicó el veedor, pero cuando decidimos la suspensión, él estuvo de acuerdo. La verdad que todos somos un poco responsables. Era un gran espectáculo y hubo que terminarlo así. Estas cosas no le hacen mal solamente al fútbol, sino al país”, sentenció.