La obra, una réplica de la que se encuentra en Amsterdam, partió de una iniciativa de la Casa “Ana Frank Argentina” y la Embajada de los Países Bajos.

Ana Frank - Monumento - Puerto Madero

La presentación de la estatua – en la cual la adolescente mira hacia adelante, carga un maletín de escuela y lleva una bolsa con ropa escondida en su otra mano- tuvo lugar en la plaza Reina de Holanda, ubicada en el Dique 3 de Puerto Madero.

El homenaje se realizó en el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos y contó con la participación de autoridades nacionales y porteñas, los embajadores de Holanda y Bélgica, representantes de distintos organismos sociales como el Inadi, el Centro Simón Wiesenthal y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA). Además, estuvieron presentes el rabino holandés Awraham Soetendorp, sobreviviente del Holocausto, y la artista Jet Schepp, creadora de la obra original.

“Las chances para que yo no esté hoy parado acá eran muy grandes, y mi destino hubiera sido el mismo que de Ana y de otros 1,5 millón de bebés judíos que fueron asesinados si no fuera por el poder de la compasión”, aseguró el rabino holandés.

“Es la primera vez que estoy en la Argentina, pero hay un lugar que siempre tuve en mi corazón, que es la Plaza de Mayo. Ustedes, Madres y Abuelas, nos enseñaron una lección para siempre: la humanidad es un solo cuerpo y, cuando una parte duele, el cuerpo entero lo siente. Cuando no lo sentimos más, éste es el comienzo de la muerte y esa sensibilidad de ser una sola familia humana se hace cada vez más fuerte”, agregó.

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