El miércoles 18 de septiembre comenzó el acampe contra la construcción de una planta procesadora de semillas transgénicas de Monsanto en Malvinas Argentinas, Córdoba. Amenazas de muerte, golpes, represión policial y “patotas” fueron una constante a lo largo de los cuatro meses que lleva el acampe. Días atrás, la justicia falló a favor de los vecinos y asambleístas y frenó momentáneamente el avance de la planta.

Sofía Gatica III

A mediados de septiembre del año pasado, tuvo lugar el “Festival Latinoamericano Primavera Sin Monsanto”, organizado por las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo, la Agrupación “Malvinas Lucha por la Vida” y la Asamblea “Córdoba Ciudad Despierta“; el evento tuvo lugar en el marco de las denuncias y la lucha para impedir la instalación de una planta procesadora de semillas de la multinacional Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas. Los problemas surgieron a partir de entonces: camiones con equipos de audio que no llegaban y eran demorados ilegalmente en la ruta, sumado a maltrato y amenazas.

El acampe frente a las puertas del predio de Monsanto – sobre la ruta A 188 – comenzó el miércoles 18 de septiembre. La Asamblea Malvinas Lucha por la  Vida, Madres de Barrio  Ituzaigo Anexo, vecinos autoconvocados y organizaciones sociales,  decidieron funcionar como una suerte de bloqueo a las puertas de la empresa, evitando la entrada de cualquier camión o vehículo que pretendiera ingresar a la planta con materiales para avanzar en su construcción.

Bloqueo contra Monsanto - foto @fueramonsanto

A lo largo de los siguientes cuatro meses, la represión y las amenazas de muerte constantes sobre las personas que llevan adelante el acampe estuvieron a la orden del día. El 30 de septiembre, aproximadamente 80 efectivos de la policía de Córdoba intentaron echarlos de las puertas del predio sin contar siquiera con orden de desalojo. Además de los forcejeos, los golpes y los heridos, se llevaron detenidas a dos mujeres que participaban de un cordón de seguridad. Cómo es ya costumbre, policía de civil procedió a filmar y fotografiar a cada uno de los vecinos y asambleístas que se encontraban en el acampe.

Sofía Gatica I

Semanas más tarde, Sofía Gatica, referente de las Madres de Barrio Ituzaingó, sufrió graves amenazas de muerte mientras concurría a su trabajo. Según relató Gatica, esta mañana se subió un hombre al colectivo del transporte público de Alta Gracia hacia la ciudad de Córdoba y la apuntó con un arma de fuego. ”Hay muchas formas de morir, vamos a desparramar tus sesos por Malvinas”, le dijo el sujeto, apuntándole con un revólver en la sien. ”No jodas más”, agregó antes de bajarse.

Algunos días después, dos sujetos la abordaron en una moto a la salida de su trabajo y la golpearon brutalmente. A pesar de que las denuncias fueron radicadas, no se detuvo a ninguna persona por los hechos.

Malvinas Argentinas III

El 28 de noviembre, una “patota” de la UOCRA atacó con palos y piedras a los manifestantes ante la atenta mirada policial. “Los trajeron a las 7 de la mañana en un colectivo. Entraron a las carpas, al lugar donde estaban los chicos, los golpearon, los apedrearon, destrozaron las cosas”, contó Ester Quispe, de “Malvinas Lucha Por La Vida”. Hubo más de quince heridos y golpeados; entre ellos un considerable número de mujeres.

Días atrás, la Justicia de Córdoba falló a favor de los vecinos y asambleístas de Malvinas Argentinas y frenó la construcción de la planta de Monsanto en dicha localidad hasta que esté el estudio de impacto ambiental y las autoridades locales lleven adelante una consulta popular.

Mientras tanto, se conoció que las empresas contratistas continúan desocupando el terreno; luego de que Monsanto dispusiera el retiro acelerado de contenedores, oficinas, baños químicos, grúas y maquinarias instaladas en el predio. Aún así, desde la multinacional aclararon que de ningún modo se retirarán de Malvinas Argentinas y las tareas que se están realizando son de “rutina”.

A la espera de un fallo sustancioso y del retiro definitivo de Monsanto, el acampe en Malvinas Argentinas continúa.

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