El hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, defensor del golpe en su país, el australiano George Pell, el estadounidense Sean Patrick O’Malley y el chileno Francisco Errázuriz son los cardenales asesores del papa, que estan acusados de encubrir delitos de pedofilia.
La Red de Sobrevivientes de los Abusados por Sacerdotes (SNAP), la mayor organización de víctimas de abuso sexual por miembros de la Iglesia, afirma que estos cuatro cardenales, contribuyeron con sus dichos o acciones a ocultar y encubrir pedófilos.
“No son cortesanos sino personas sabias, animadas por mis mismos sentimientos. Esto es el inicio de una Iglesia con una organización no sólo vertical sino también horizontal”, dijo en una entrevista publicada en el diario “La Repubblica” el 1 de octubre de este año, el papa Bergoglio,refiréndose a los ocho cardenales que designó para asesorarlo en la reforma de la curia romana.
En marzo, poco antes de que Bergoglio pasara a ser Francisco, la SNAP publicó una lista de “doce sucios” cardenales papables, que “por sus acciones y/o comentarios públicos acerca del abuso infantil y el encubrimiento en la Iglesia” no debían ocupar el trono de San Pedro, ni claro está, asesorar a nadie. Allí figuraban tres de los cardenales que el actual papa eligió.
A ellos se suma un cuarto cardenal cuestionado que asesora a Bergoglio y que no era papable. Es el chileno Francisco Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago. El diario PERFIL, dialogó con Juan Carlos Cruz, miembro de SNAP y víctima del ex sacerdote chileno Fernando Karadima, conocido en su país como el “Señor de los Infiernos” y suspendido de por vida en el sacerdocio por la comprobación de múltiples casos de abuso sexual. La Víctima denunció ante Errázuriz, por entonces arzobispo de Santiago, los abusos” pero nunca nos dio crédito y miró hacia otro lado y se esforzó para que nada saliera a la luz- declaró al medio argentino. Cruz se pregunta: “Habiendo tanta gente buena en la Iglesia, ¿por qué Francisco elige a alguien como Errázuriz?
Con respecto al australiano Pell, arzobispo de Sydney, SNAP señala que se opuso a la conformación en su país de una comisión investigadora especial –y civil– sobre denuncias de pederastia en la Iglesia. En 2012, Pell denunció una “campaña mediática” a favor de la comisión y rechazó su creación bajo el argumento de que el secreto de confesión es inviolable, aun en los casos de acoso contra menores.
La Red de Sobrevivientes acusa a Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y coordinador del nuevo consejo papal, por una razón parecida. “Estaría dispuesto a ir a la cárcel antes que dañar a uno de mis pastores –llegó a decir Maradiaga al oponerse a que las autoridades clericales informaran sobre toda denuncia de pederastia a la Justicia civil. No debemos olvidar que somos pastores, y no agentes de la CIA o el FBI”.
SNAP también apunta contra el estadounidense O’Malley, arzobispo de Boston. La organización subraya que, bajo su mandato, en Boston se eliminó una norma que exigía la inmediata remoción de los sacerdotes acusados y se limitó seriamente el acceso de las víctimas a los expedientes de la arquidiócesis. También se acusa a O’Malley de haber ignorado normativas de prevención a jóvenes para evitar ser víctimas.
Fuente: Perfil
El Arzobispado de Buenos Aires y la debilidad de los célibes
Cabe recordar que en Argentina, también hubo casos de pedofilia que se minimizaron desde el clero, aun cuando la justicia determinó las responsabilidades por la concreción de los delitos.
En abril de este año se conoció la sentencia que condenó al Obispado de Quilmes a pagar una indemnización como responsable de los actos de pedofilia que cometió un cura de su diócesis.
Se trató de un fallo histórico. Fue la primera vez que la Justicia argentina ordenó a la Iglesia Católica resarcir a una víctima de abuso sexual. “Estoy feliz. Esto es lo que buscábamos: Justicia”, dijo Beatriz Varela, la madre del joven que fue abusado cuando tenía 14 años al diario Página 12, el 29 de abril de este año, en una nota publicada por Mariana Carbajal. La madre de la víctima, luchó durante diez años para que el caso no quede impune.
El abuso sexual ocurrió en la madrugada del 15 de agosto de 2002. El religioso reconoció los hechos ante el entonces obispo de Quilmes, Luis Stockler, quien le aplicó una “amonestación canónica” por la violación del sexto mandamiento, que dice “no cometerás actos impuros” . Nunca fue expulsado de la Iglesia, fue trasladado a otras diócesis, donde se le dio refugio, , hasta que murió el 10 de junio de 2005. Entre los refugios que lo alojaron, se cuenta una vivienda de la Vicaría de Flores, del Arzobispado de Buenos Aires, cuyo titular era monseñor Jorge Bergoglio, hoy convertido en el papa Francisco.
En la causa penal, archivada luego del fallecimiento de Pardo, figura este dato. La Iglesia nunca reconoció este delito como una aberración, sino que lo considera como “una debilidad propia de los célibes”