Miguel Galuccio, CEO de YPF, aseguró que están avanzadas las negociaciones con Pemex para firmar un acuerdo similar al de Chevron, que se rubricó entre balas de goma, gases, retórica y ocultamiento la semana pasada en la Legislatura de Neuquén.
A menos de una semana de que la Legislatura neuquina le conceda hasta 2048 el área de Loma Campana a la sociedad YPF-Chevron, votada por los legisladores a pesar de desconocer buena parte de sus cláusulas y en medio de siete horas continuadas de gases lacrimógenos, balas de goma y heridos; Miguel Galuccio, CEO de YPF, anunció el avance en las negociaciones con la petrolera mexicana Pemex para firmar un acuerdo de inversión y características similares al de la empresa norteamericana.
“YPF está abierta a generar todos los acuerdos necesarios para poner a producir los grandes recursos de Vaca Muerta y Pemex podría ser un buen socio”, adelantó, soslayando la razón de mantener en carácter secreto buena parte de las cláusulas del acuerdo con la petrolera norteamericana, beneficiada desde el vamos con una serie de privilegios impositivos, económicos y legales; y añadió: “Necesitamos de muchos chevrones en la Argentina si queremos disminuir la diferencia entre lo que importamos y lo que producimos. Y lo que importamos son divisas y dinero que se van y no dejan nada para el país; lo que necesitamos son más socios”.
¿Por qué habría cláusulas que no pueden conocerse públicamente sobre un acuerdo tan favorable para YPF? ¿Y por qué si, por el contrario, lo podrán saber en la bolsa de Nueva York los interesados en transformarse en accionistas de la empresa?
“El desarrollo del gas shale y el petróleo necesita un gran monto de dinero y compartir tanto los riesgos como el conocimiento”, aclaró Galuccio. ¿Riesgos? ¿Cuál es el riesgo que puede asumir Chevron, después de que Argentina la legitimara desoyendo el fallo histórico ecuatoriano por contaminación y depredación del Amazonas?
Parecería ser que el fracking o fractura hidráulica ha calado hondo en el corazón de los gobiernos neodesarrollistas. En un panorama marcado por la creciente escasez y aumento de los costos de los combustibles fósiles; la gran apuesta nacional (y también internacional) es cruzar aún más las fronteras del extractivismo y revolver entre los últimos y más nocivos recursos que quedan: los que a su vez son los más perjudiciales para el medio ambiente y las poblaciones humanas. Invertir miles de millones en combustibles de peor calidad y de más difícil aprovechamiento parece ser la única salida viable para los apologistas del “desarrollo”. ¿Desarrollo de quién, hacia qué y hacia dónde?.
“Démosle a las compañías que quieren invertir en la Argentina la bienvenida, porque necesitamos mucho más de ellas”, prosiguió Galuccio, siguiendo en su cabeza a la zanahoria de la “soberanía energética” que jamás va a alcanzar tratándose de recursos no renovables.
“Hay mucho para hacer con los yacimientos que tenemos (…) Necesitamos ser más eficaces, necesitamos de socios que crean en el país y en la empresa, necesitamos proveedores que crean en la causa y que sean eficientes, necesitamos el apoyo de los gobiernos” remató el presidente de YPF para concluir la oda a las “bondades” del fracking y la inversión extranjera.
La profundización del modelo (productivo) sigue en marcha; la producción primario exportadora de soja e hidrocarburos también: atraer dos, tres, muchos chevrones, esa es la consigna.
[…] la firma del acuerdo en 2013, y rubricado bajo la bandera de la “soberanía energética”, organizaciones sociales, políticas y medioambientales han denunciado el hecho de haber realizado […]