Los descubrieron después de 40 años en la selva vietnamita, donde todavía estaban escondidos. Lejos de sentirse rescatados, quiere volver a la selva donde se sienten más seguros. Se trata de Ho Van Thanh y Ho Van Lang -padre e hijo-, cuya “fuga” terminó el miércoles pasado, cuando regresaron al centro del país, dejando atrás la vida salvaje, entre la caza y la vegetación.
Movido por el pánico y el horror, luego de que una bomba destruyera su casa y matara a su esposa y dos de sus hijos, un hombre y su hijo de 1 año se refugiaron en medio de la selva Vietnamita. Fueron hallados después de cuarenta años por un equipo de rescate. Cuando aparecían extraños, los dos ermitaños se escondían. Esta vez, tras encontrarlos, las autoridades los vigilan de cerca, y hasta los mantienen atados a la cama del hospital, para evitar que regresen a la selva, según explicó Hoang Anh Ngoc, presidente del distrito de Quang Nagai.
Según las primeras reconstrucciones sobre sus vidas, para sobrevivir sin contacto con el mundo exterior, durante cuatro décadas, padre e hijo se alimentaron principalmente de plantas, frutos salvajes, maíz, mandioca y de la caza. Además, cultivaron caña de azúcar y tabaco, que fumaban en su refugio de madera y bambú, construido a varios metros de altura sobre un árbol, en este precario refugio en la altura, los socorristas encontraron unos pocos instrumentos, como cuchillos y algunas prendas confeccionadas con cortezas de árboles. También hallaron un hacha, confeccionada probablemente con fragmentos de bombas, unas cadenas de aluminio para el cuello y un peine que parecía hecho con un maxilar con restos de dientes. Las autoridades locales prescribieron una suerte de pasos previos, hasta concretar su re inserción en la sociedad.
Hallaron muy débil al padre ya octogenario, el hijo, en cambio, está en mejor estado físico y atravesó las primeras horas de contacto con algo que no conoce en absoluto: la civilización. Pero no le gustó.