Con una muestra de su trabajo Les Luthiers realiza un homenaje a su fotógrafo Gerardo “Zoilo” Horovitz, que además opera como documento de la historia del conjunto, la exposición se inaugurará mañana a las 18 en la sala “Cronopios” del Centro Cultural Recoleta.
“Zoilo” era un integrante más de Les Luthiers y quisimos homenajearlo porque lo extrañamos mucho”, confesó Daniel Rabinovich, uno de los fundadores del grupo humorístico-musical.
El músico y humorista repasó que con Horovitz “compartimos el amor por la familia y la fotografía, la pasión por el fútbol, los aviones y el campo. Y por eso, aunque hacer fotos es siempre una tarea pesada para el artista, con él era divertido”.
La exposición auspiciada por el Ministerio de Cultura porteño, reúne más de 100 fotografías en blanco y negro que descubren, a través de documentos inéditos, un recorrido por los últimos 30 años del grupo formado en 1967 y que actualmente también integran sus miembros originales Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock y Carlos Núñez Cortés.
Tras una semana en el Recoleta, donde además se exhibirán instrumentos musicales del grupo y habrá un espacio reservado especialmente para tributar al fotógrafo fallecido el 26 de junio de 2009 a los 58 años, la muestra viajará en septiembre a España para ser montada en las ciudades de Sevilla y Madrid.
Horovitz comenzó su carrera como reportero gráfico en 1974, destacándose sus fotos para la revista El Gráfico y luego se desempeñó en los diarios Clarín y La Nación.
Pero para testimoniar el apasionado tránsito fotográfico de su padre, la cantante Daniela Horovitz relata en el libro de fotografías sobre el grupo humorístico diseñado por Raúl Shakespear y curado por Renato Rita que “en una época donde no existían las carreras ligadas a la fotografía, ni había cursos ni libros especializados, él aprendió solo”.
“Salía a los 15 años a las plazas con su cámara y fotografiaba a los chicos que jugaban. Después, con un poco de palabras, les sacaba la dirección a las madres suspicaces y se presentaba a los pocos días en la puerta con las fotos de los críos, sin compromiso. Los padres, aunque desconfiados al principio, se conmovían al ver las fotos de sus hijos e indefectiblemente las compraban”, agrega.
En diálogo con esta agencia y para completar el retrato sobre Horovitz, la vocalista manifestó que “mi viejo era un creativo, un apasionado, un loco que siempre estaba corriendo, cargado de equipos, de sueños, de energía y de amor por los seres a los que inmortalizó con su cámara”.